NOSTALGIA DE LE BALAI EN LAPALUD
En gran parte de Europa, los kilómetros han rodado bajo sus ruedas. Cuando haces balance, todavía hay una serie de recorridos/eventos que destacan. A menudo no se trata de las grandes cosas, sino que también pueden ser las pequeñas las que se han quedado grabadas. Nos vamos al pueblo francés de Lapalud, en plena Route du Soleil (salida 19 Bollène).
Estamos escribiendo el año 2000. Durante las vacaciones, planifiqué un recorrido del calendario de la Fédération Française de Cyclotourisme (FFCT) para todos los sábados y domingos. Una buena manera de explorar una región. Lapalud acogerá el 21º Rallye des Balais el 3 de junio. El nombre procede de una fábrica local de escobas, entre otras cosas.
Todo aficionado al ciclismo conoce la palabra “balai” por el coche con la escoba que circula en la parte trasera de la carrera. En la mesa de inscripción, por supuesto, se nota enseguida que soy un étranger. Si no lo oyen en mi francés, lo verán en mi ropa. Enseguida me pongo a hablar con los organizadores sobre cómo he acabado en su pueblo. Se agradece la presencia extranjera. Antes de la salida, me ofrecen una coca-cola. Será un recorrido de 60 kilómetros. Por el camino, me uno a un grupo. Ya he aprendido que los franceses llevan un solo ritmo. No importa si es llano o ligeramente cuesta arriba. No hay cambios. Por el camino, a la sombra de los plátanos, hay un ravitaillement et des rafraîchissements. Leo en las notas de mi diario que había bocadillos de baguette, fruta con abundancia de albaricoques, chocolate, cola y agua. ¡No había manera de acabar!
A la vuelta, una sorpresa espera a cada participante. No una medalla, una botella de agua o un banderín, ¡sino una escoba! Pero cómo llevarse algo así a casa, si se ha llegado a la salida en bicicleta. Pero los franceses son ingeniosos. Un trozo de cuerda o de alambre alrededor del mango y de la barra superior y ya está. Para mí tampoco es un problema. Nuestro camping está a unos cientos de metros de la salida y la meta. Luego nos invitan a la entrega de premios al final de la tarde. Hay copas para el participante más joven y el de más edad, para el club más grande, pero también para el más destacado. ¡Sólo puede haber una! Unos días más tarde, la foto de grupo aparece en las noticias locales de Lapalud en “Le Dauphiné Libéré”.
Hasta ahora, la escoba me sirve para barrer el suelo del garaje. Ya se notan las huellas de la edad. Pero quién sabe, tal vez la lleve de nuevo a Lapalud porque todos los años se sigue organizando el Rallye des Balais. Así que quien quiera una escoba nueva y esté por la zona, ¡que dé la vuelta en Lapalud! Es un recuerdo único y durará muchos años.
Texto e imagen: © Teus Korporaal